Bienes raíces

Debido a que los rendimientos bancarios se han mantenido por debajo de la inflación y ante la inestabilidad financiera en el mercado bursátil, algunos inversionistas preocupados por mantener el poder adquisitivo de su patrimonio han considerado dirigirlo hacia los bienes raíces.

Como toda inversión, tiene sus riesgos y también posibilidades de grandes ganancias. Pero lo que sí es importante tener claro es que se trata de horizontes de mediano y largo plazos.

En épocas de crisis las personas deben deshacerse de sus activos y, bajo esa circunstancia, los precios tienden a bajar o cuando menos el poder negociador será mucho mayor para realizar una transacción ventajosa. Por el contrario, en la bonanza el mercado es de los vendedores y se debe ser especialmente cuidadoso con las adquisiciones.

Si se compra una buena propiedad en una zona que se encuentra en el proceso de maduración podría generarse una rentabilidad sustancial, pues se espera que este mercado tienda a repuntar en un futuro cercano, sobre todo en la medida en que se otorgue mayor financiamiento hipotecario.

Invertir en bienes raíces es equivalente a buscar un interés por la tierra y tiende a ser una alternativa que da seguridad psicológica, pues es tangible, se puede visitar y mostrar.

Como todo mercado tiene sus consideraciones en cuanto a conocimiento e información, que llega a ser privilegiada. Saber, por ejemplo, si en el futuro están programadas avenidas, escuelas o rutas de transporte, afecta la percepción de los compradores y hace subir o bajar el precio de una propiedad.

Para medir su rentabilidad recordemos que el costo de transacción es elevado entre pago de impuestos y notario.

No existe un periodo asegurado; muchos inversionistas piensa que la compra de tierra son decisiones que pueden tener una ganancia elevada después de transcurridos hasta 15 o 20 años. Dependerá de las circunstancias y de los movimientos de los asentamientos urbanos.

Obviamente también hay que considerar posibles pérdidas de valor de la propiedad derivadas de casos fortuitos como son inundaciones o incluso la ola de violencia en ciertas zonas que hacen que baje la plusvalía. Es decir, el riesgo existe, como en cualquier otra inversión.
En este mercado seguramente se encontrará con agentes de bienes raíces como intermediarios de las operaciones. Usualmente se piensa que siempre es mejor tratar con el dueño, pero en ocasiones ayudan al difícil proceso de poner de acuerdo a ambas partes.  FUENTE EL FINANCIERO ALBERTO TOVAR – MIS FINANZAS ABRIL 2015